Fue un ilusionista británico poco reconocido, al contrario que su padre y abuelo. Por ello seguramente Jasper se alistó en la Segunda Guerra Mundial, para explotar sus aptitudes de ilusionista con las que no era capaz de engatusar a su público en Inglaterra. Él no usaría las armas contra los alemanes, sino la astucia y el ilusionismo.
Sus intervenciones más famosas ocurrieron mientras estaba destinado en El Cairo en la Sección Experimental del Camuflaje, un servicio de contraespionaje encubierto. Advertimos que lo que vamos a contar hay que tomarlo con precaución, pues son pocos los documentos disponibles que avalen este episodio. Posiblemente, todas las claves estén todavía custodiadas en los archivos de los servicios de inteligencia británicos.
En 1941, la Luftwaffe pretendía bombardear el puerto de Alejandría, un importante centro de suministros para las fuerzas británicas, así que había que buscar la manera de evitarlo. ¿Cómo? Reproduciendo un falso puerto en otro sitio. Y a ello se dedicó el bueno de Maskelyne, a construir la bahía de Alejandría con maquetas de cartón-piedra alejada de la verdadera. Se dice que junto a su unidad, la «Magic Gang», levantó edificios, vehículos e incluso embarcaciones falsas. Pues bien, parece que consiguió despistar a los pilotos alemanes, que en ausencia de radar tenían que guiarse a ojo desnudo, quienes acabaron bombardeando el falso puerto en vez del auténtico. De hecho, Jasper incluso habría hecho explotar algunos edificios de la auténtica Alejandría para hacer creer a los alemanes que habían dado en el blanco. Lógicamente, por esta y otras fascinantes estrategias, se ganó el reconocimiento de “Mago de la Guerra”.
EL DATO
También habría conseguido ocultar varios kilómetros del canal de Suez por medio de espejos estroboscópicos rotatorios y reflectores que en los momentos clave cegarían a los pilotos de la Luftwaffe para que errasen el tiro. Ahí es nada…