Aunque nos parezca un comportamiento bárbaro, tenemos que intentar evitar su humanización. Consiste en la eliminación de las crías jóvenes por parte de un adulto maduro de la misma especie. Es una conducta frecuente en el reino animal y puede ser materno o paterno, ocurrir dentro o fuera de la familia y cursar con o sin canibalismo.
¿POR QUÉ OCURRE? Según varios estudios, el macho consigue adelantar la fertilidad de las hembras cuando pierden a sus crías, por lo que aumentaría las probabilidades del macho de tener descendencia con ellas. Es, por tanto, un comportamiento adaptativo. En algunas especies lo llevan a cabo las madres, las cuales usarían los nidos de las crías a las que atacan para su propia descendencia. Este tipo de comportamiento solo ocurre en especies donde las hembras pueden reproducirse durante todo el año, no en las que el ciclo reproductivo es estacional. Además, normalmente ocurre en los casos en que unos pocos machos suelen reproducirse con múltiples hembras.
¿SE PODRÍA EVITAR? Se ha sugerido que la única forma posible de evitar el infanticidio sería la poliandría, esto es, que una misma hembra se aparee con varios machos. De esta forma, los machos no podrían saber cuáles son sus crías y cuáles no, y no se arriesgarían a matarlas.
El caso más conocido es el de los leones, pero ocurre en muchas otras especies: en diversos primates, como en chimpancés y en babuinos chacma, en roedores como las ratas, en nutrias marinas, en osos, en delfines nariz de botella, hipopótamos, en algunas aves como el arao aliblanco…
