Las cosas son reales hasta el punto que nosotros deseamos que lo sean. Slenderman es un personaje nacido al amparo de Internet, un “creepy-pasta” (un neologismo derivado del comando informático “copy-paste”). Se podría decir que es la personificación de algunos de nuestros miedos más atávicos, del temor a ser vigilados por alguien o algo que no podemos ver, uno de los pilares de nuestro instinto de supervivencia. Podemos concluir por tanto que este tétrico ser espigado, tentaculado, enlutado en su característico traje negro y sin rostro es otro fruto más de la macabra imaginación humana. El problema es que su influjo ya se ha dejado notar en el mundo real…
A primeros de junio de 2014, el ciclista Greg Steinberg halló arrastrándose moribunda y ensangrentada en medio de un sendero cerca de un parque de Wisconsin a una joven de 12 años, Payton Leutner, urgentemente necesitada de una intervención médica. Había recibido 19 puñaladas y si se salvó fue de puro milagro, porque una de las cuchilladas estuvo a 1 milímetro de perforarle una arteria principal del corazón. A día de hoy se ha recuperado de sus heridas físicas, pero no de las psicológicas, pues no puede dormir si no es con unas tijeras bajo la almohada.
Las autoras de tal salvajada fueron dos presuntas “amigas” de Payton, también de 12 años: Morgan Geyser y Anissa Weier. No dejaron claras sus motivaciones, pero lo cierto es que Slenderman era el epicentro de todo, también de sus obsesiones. O bien querían retirarse a los dominios de Slenderman y convertirse en sus súbditas, para lo cual era necesario impresionarlo en una especie de bautismo de fuego con un sacrificio, o bien intercambiar sangre por sangre: asesinar a su amiga para evitar que la siniestra entidad consumiese la vida de sus familias. Tratadas como adultas en el juicio, ambas han sido condenadas a estar recluidas en centros psiquiátricos durante varios años.
EL DATO
También en 2014, a principios de septiembre, la joven de 14 años Lily Marie Hartwell intentó quemar su casa con su madre y su hermano de 9 años dentro. Hartwell también estaba obsesionada con los “creepy-pasta” y, más concretamente, con Slenderman, presunto inspirador de la tentativa de homicidio.