Fernando Jiménez del Oso: El hereje de Televisión Española

Fue un hombre con un currículum y unas habilidades comunicativas envidiables. Ningún ámbito del conocimiento se escapaba a sus necesidades de saber. Es considerado como una de las referencias en el “mundo del misterio”. Apareció en televisión, radio y papel. Dirigió y creó sus propios programas televisivos y sus propias revistas divulgativas. Encandiló a generaciones de curiosos, aunque lo mejor de todo es que lo sigue haciendo. Hace 13 años que su luz se apagó, aunque su figura sigue vivamente presente gracias a todos aquellos que lo recordamos y a quienes siguen sus pasos. Esperamos que esta breve reseña sirva como homenaje y, de paso, os presentamos al genial doctor Fernando Jiménez del Oso

Fernando Jiménez del Oso vio la luz en Madrid en el verano de 1941. Su infancia la pasó en la serrana Collado Villalba, en una época convulsa en la que algunos de los grandes misterios que él posteriormente trataría comenzaron a tener su auge a nivel mundial. Su curiosidad y amor por el conocimiento y los enigmas empezó a manifestarse ya de adolescente, cuando comenzó a coleccionar libros de todo tipo de temáticas de una forma encomiable, pues el acceso a la información estaba penosamente restringida en su época por la falta de medios. Finalmente consiguió construir una biblioteca envidiable, la misma que aparecería en los programas de televisión que presentaría en un futuro. Parece por tanto que su interés por el conocimiento y lo misterioso le era innato.

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Un muy joven Fernando Jiménez del Oso disfrutando de un día de baño a orillas del Manzanares. El Ojo Crítico

Estudió medicina en la Universidad Complutense de Madrid y fue pupilo aventajado del reconocido psiquiatra Juan José López Ibor (1906-1991). Se licenció en medicina y cirugía, aunque su vocación acabó tomando el cauce de la psiquiatría, gran culpa de lo cual la tuvo su maestro, el mencionado López Ibor. Los que lo conocieron aseguran que fue uno de los mejores psiquiatras que tuvo este país. En aquellos años universitarios practicaba el rugby y los rasgos faciales que lo inmortalizarían comenzaban a dibujarse en su rostro tímidamente. También manifestaba otra de sus grandes habilidades: el dibujo. De hecho, con solo 16 años logró publicar varias ilustraciones en diferentes editoriales.

Ejerció de psiquiatra después de terminar la universidad en varias clínicas, cargo que ocupó con orgullo y vocación hasta el final, compaginándolo con su faceta de divulgador e investigador. Tan humano y comprensivo debía ser el doctor Jiménez del Oso que, según contó en varias ocasiones, sus pacientes no querían que el doctor encontrara la cura a sus problemas, seguramente para tener una excusa con la que pasar más tiempo con él. Estuvo casado con la doctora Pilar Cores y de su matrimonio nacieron dos hijos, Fernando, biólogo y prolífico escritor, y Pablo.

Fernando tenía alguna que otra extraña afición, pues le gustaba visitar y pasearse por los cementerios, cual explorador movido por una curiosidad insaciable buscando alguna historia oculta en las lápidas de los que abandonaron este mundo. También coleccionaba objetos atípicos que posteriormente exponía en su despacho, dándole a este un aspecto peculiar, como la cabeza de un murciélago, una lápida o la cabeza de un jíbaro. Por otro lado, también era un gran aficionado a los cómics y al cine, de hecho llegó a poseer más de 3000 películas en su casa. Estaba enamorado del cine de terror y del vampirismo. También se veía atraído por la música electrónica y entre todos los temas que trató en sus programas, quizá el que más le apasionaba era el de los OVNIs. El factor humano del fenómeno, relacionado con el impacto que los testigos experimentan al entrar en contacto con el fenómeno, es lo que llamaba la atención del psiquiatra. Bromeaba ante la tozudez del fenómeno de no dejarse estudiar diciendo que si no se presentaban, se podían ir a hacer “cósmicas puñetas”.

Primeras experiencias en televisión

Sus andanzas en los medios de comunicación comenzaron en 1967, cuando su querido amigo Narciso “Chicho” Ibáñez Serrador, productor y realizador de televisión y cine y famoso por ser el creador del famoso concurso Un, dos tres… responda otra vez y del programa Historias para no dormir, lo invitó a elaborar un guión para una historia de terror para este último espacio televisivo. Parece que no le quedó otro remedio, pues Chicho fue bombardeado por numerosas cartas de caligrafía pulcra remitidas por un misterioso Fernando Jiménez del Oso. Tal era la insistencia que el productor de televisión pensaba que eran cartas de declaración de amor. El caso es que aquel año, un joven Fernando se presentó con el guión de una historia de terror a la que tituló El Regreso. A Ibáñez Serrador le pareció una buena historia y decidió agregarla a sus Historias para no dormir y publicarla en 1971, en cuya emisión televisiva actuó Fernando. Esta fue su primera aparición en televisión. Fue en aquel momento por tanto cuando entre ambos gigantes de la televisión surgió una sólida amistad y cuando la carrera televisiva de Fernando comenzaba a despegar.

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Fernando Jiménez del Oso (derecha) en compañía de su querido amigo Chicho Ibáñez Serrador, amén de ser su impulsor en televisión. Pinterest

Posteriormente, en 1974 fue fichado para el programa de Televisión Española (TVE) Todo es posible en domingo (en lo que también tuvo que ver Chicho), una especie de miscelánea en la que se congregaban deportes, concursos, humor, etc., donde Fernando presentaría una breve sección dedicada, como no, a los misterios. No pasó demasiado tiempo hasta que le llegaron las primeras críticas. De hecho, su primer programa, dedicado a las psicofonías, recibió fuertes críticas de la Iglesia. Eran tiempos difíciles para estas temáticas en España, pues los dogmas y la represión aun eran frecuentes y el librepensamiento brillaba por su ausencia. Aún así, el arrojado Jiménez del Oso continuó haciendo lo que le gustaba con una naturalidad que mantendría hasta el final de sus días.

Sus intervenciones en Todo es posible en domingo duraron varios meses. Quién sabe si fue la elocuencia de Fernando, porque era la primera vez que se hablaba de esos temas en un medio de comunicación o porque en aquella época la diversidad de canales de televisión era prácticamente nula, el caso es que su espacio cosechó un éxito sin precedentes. Tal fue el éxito, que cuando su programa terminó, Fernando Jiménez del Oso fue llamado insistentemente para realizar otro programa de similar temática, pero en este caso sería un proyecto más comprometido.

La edad de oro: Más Allá y La puerta del misterio

Dos años después, en 1976, Fernando comenzó a dirigir su primer programa propio de televisión, el que lo catapultaría a la fama eterna. Más Allá transformó la televisión y la manera de divulgar el misterio. Desde 1976 hasta 1981 el programa gozó de una audiencia exitosa y continua, difícil de conseguir incluso en el siglo XXI. Durante 5 años, su mirada impenetrable y serena, sostenida por sus grandes bolsas oculares, su voz pacífica y cavernosa y sus frondosas barbas ocupaban la totalidad de la pantalla en blanco y negro, todo ello rodeado por su característico despacho. Varias generaciones recordarán para siempre aquella siniestra portada de Más Allá, dibujada por el propio Fernando, acompañada por una música aun más siniestra. Nada se resistía a la pasión de Fernando Jiménez del Oso por lo ignoto: civilizaciones antiguas, ufología, parapsicología, espiritismo, mancias, biología, astronomía, historia, mitología y esoterismo se pasearon por las docenas de programa que emitió TVE. Fernando empleaba su plataforma para exponer las diferentes versiones de un tema y sembrar la duda. Porque aunque muchos lo hayan tachado de crédulo, Fernando fue más escéptico de lo que muchos puedan imaginarse. Numerosos invitados y amigos de su generación, como el ufólogo Antonio Rivera o el famoso investigador Juan José Benítez, pasaron por su programa para debatir y dar a conocer información de primera mano de los misterios que ocurrían y habían ocurrido en España y en el resto del mundo.

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Fernando Jiménez del Oso en su despacho durante un programa de Más Allá emitido en 1977, rodeado por el investigador y escritor Andreas Faber-Kaiser (izquierda) y Juan José Benítez (derecha). Grupo de Facebook Recuerdos del Misterio

Numerosas fueron también las entrevistas a testigos de lo insólito, quienes ante la atenta y analítica mirada de Fernando relataban sus experiencias. Fue un proyecto innovador, quizá el primero de estas características en España, y en el que Fernando lo hacía prácticamente todo: guiones, música, imágenes… Fue muy bien recibido por los telespectadores, quienes ansiosos esperaban al finalizar cada programa una nueva emisión para saciar sus ganas de saber, unos deseos que indudablemente transmitía con profesionalidad Fernando. Obviamente también tuvo sus detractores, aunque Fernando siempre apuntaba que el número de estos era nimio comparado con las personas que le expresaban su apoyo.

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La tétrica portada del programa Más Allá, diseñada por el propio Fernando Jiménez del Oso. El Periódico 

Fernando no conocía el descanso y cuando Más Allá dejó de emitirse, rápidamente surgió su continuación. En 1982 comenzaba La puerta del misterio, emitido semanalmente las tardes de los domingos hasta 1984. Con un objetivo similar a Más Allá, Fernando abordó y divulgó ufología, arqueología, parapsicología, etc., aunque esta vez contaba con más presupuesto y más tiempo para profundizar en los enigmas del mundo. Asimismo, aprovechó esta plataforma para dar a conocer documentales de misterio emitidos por otras cadenas y otros equipos de televisión, tanto nacionales como extranjeros. Uno de aquellos documentales vino acompañado de una intensa polémica. La difusión de Alternativa 3, un documental emitido por el canal independiente de la televisión inglesa (Anglia TV) en 1977 y que tuvo un gran impacto en la sociedad inglesa, sirvió como arma arrojadiza para los escépticos contra el doctor Jiménez del Oso, a quien intentaron estigmatizar. El citado documental defendía que una serie de cambios atmosféricos desastrosos conllevarían la extinción de la humanidad y que para asegurar nuestra subsistencia, un equipo mixto de norteamericanos y soviéticos estarían trabajando en un programa espacial secreto para llevar a un grupo selecto de humanos a otro planeta. Asimismo, algunos científicos conocedores de dicho proyecto estarían siendo asesinados sibilinamente para evitar que divulgasen detalles sobre el proyecto. Posteriormente se supo que el documental era falso y que fue una broma emitida por ser el Día de los Santos Inocentes en Reino Unido. Aunque Fernando avisara en la introducción de dicho documental que ya existían sospechas sobre la veracidad del documental y que dicha cinta estuviera incluida en una serie de documentales de corte científico (por lo que era lógico que TVE otorgase credibilidad al documental), los enemigos de Fernando no cesaron en sus críticas y en algunas personas se fijó una imagen negativa del doctor. Aun así, los contrarios a Fernando rara vez comentan que el psiquiatra desmontó varias falacias y teorías irreales a lo largo de sus programas y que se desdijo y reconoció que algunos de sus análisis fueron erróneos (es el ejemplo de la lápida del “astronauta” de Palenque, que analizó en dos artículos: en el primero comentó la posibilidad de que la figura hiciese referencia a un cosmonauta del pasado y en el segundo la contextualizó en la cosmogonía maya, realizando un análisis más antropológico y reconociendo que sus primeras palabras no estaban adecuadamente fundamentadas).

También en radio y en papel

Más Allá y La Puerta del Misterio fueron los programas por los que fue conocido Jiménez del Oso. Pero sus trabajos en televisión no terminaron ahí, ya que también dirigió varios documentales de gran éxito y calidad, amén de otros programas de televisión. Fernando mostró con exuberantes colores los misterios que alberga Egipto en su programa El Enigma de la Gran Pirámide. Miles de personas que jamás habían visto Egipto con sus propios ojos lo contemplaban por primera vez, tanto las superficiales piedras y el polvo del desierto como los secretos invisibles que esconden las pirámides, templos y esfinges del país del Nilo. Muchos soñaron con los arcaicos faraones, con sus rituales y con sus momias, y todo gracias a la profesionalidad y al arte narrativo que ostentaba Fernando. Las espectaculares imágenes mezcladas con la característica voz del guía de los misterios constituyeron toda una delicia para los telespectadores de entonces y para los de ahora. Y es que Fernando viajaba casi anualmente hacia aquel país, del que se enamoró profundamente. Claramente, el doctor pretendía arrancar los secretos a las vetustas y sabias piedras de Egipto; quería saber cómo demonios hicieron los egipcios todo aquello con los medios presuntamente tan primitivos de los que disponían. Está claro que no quería cejar en su empeño hasta conseguirlo.

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Fernando Jiménez del Oso junto a su hijo Fernando durante uno de sus frecuentes viajes a la capital del Nilo. El Correo de Andalucía

Fernando también engatusó a la audiencia con los numerosos viajes que realizó a la América precolombina para El Imperio del Sol y El otro México, programas que no sólo emitió TVE, sino también varias televisiones autonómicas tanto españolas como de aquellos países americanos. Como si de un guía nativo se tratase, Fernando relataba la historia de los imperios inca y azteca acompañado de impactantes imágenes de gran calidad filmadas con enormes cámaras de 35 mm, describía con belleza el arte y los mitos mayas y compartía sus conocimientos con todos aquellos que quisiesen escucharle. El psiquiatra conseguía así llevarse consigo en su particular viaje a toda la audiencia y que los telespectadores respirasen el mismo aire selvático y salvaje de las tierras que él pisaba. Por ello, su persona es también reconocida en aquellos países por los que correteó tantas veces. Fernando acabó explorando prácticamente todos los continentes gracias a sus trabajos televisivos.

En Busca del misterio y La otra realidad también permitieron a una audiencia ávida de curiosidad adentrarse en lo desconocido en compañía del doctor. Y en la serie TVE: Operación OVNI sacó a la luz numerosos testimonios de avistamientos de extraños objetos luminosos en los cielos procedentes de personas de toda índole. En compañía de J. J. Benítez, Fernando logró entrevistarse con militares, pilotos y docenas de testigos más.

Pero Fernando no sólo destacó en televisión. Como hombre polifacético y renacentista que fue, evidentemente no pudo destacar solo en un ámbito. También colaboró en diversos programas radiofónicos en los que relataba sus experiencias como Así es la tarde (Radio Nacional de España) o Enigmas en la Noche (Radio Intercontinental de España). No obstante, en esta entrada queremos destacar sus colaboraciones en los programas Turno de Noche (Onda Cero) y en su continuador, La Rosa de los Vientos (Onda Cero), donde estuvo como colaborador hasta su fallecimiento. En este último además tuvo su propia sección: Mis enigmas favoritos. Ambos programas fueron dirigidos por otro titán de los medios de comunicación: Juan Antonio Cebrián.

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Fernando Jiménez del Oso junto a su querido amigo Juan Antonio Cebrián, ambos popes de los medios de comunicación. Juan Antonio Cebrián.com

La relación de amistad que se forjó entre Fernando y Juan Antonio fue irrompible y eterna, porque no solo los opuestos se atraen. Como muestra, cabe destacar el hermoso homenaje que Juan Antonio le escribió tras su muerte y que os dejamos en la bibliografía. Cebrián entrevistaba a Fernando sobre sus viajes en busca del misterio y Fernando, como solo él sabía, relataba amenamente y haciendo gala de su humor y de su sarcasmo sus aventuras y los peligros de los que logró salir indemne. Contó lo mal que lo pasó cuando se le ocurrió probar la ayahuasca junto a J. J. Benítez, las peripecias que vivió en Pakistán cuando viajó en busca del origen del mito del unicornio, y tantas otras anécdotas que permanecerán siempre en el recuerdo. Todo el mundo quería contar con Fernando, nadie quería dejar escapar su elocuencia y su sabiduría.

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Fernando Jiménez del Oso junto al periodista J. J. Benítez durante su experiencia con la ayahuasca. Fue uno de los peores días de su vida, según rememoraba. El Periódico

Fernando Jiménez del Oso dejó asimismo un importante legado literario. Escribió media docena de libros en los que plasmó todo aquello que le inquietaba con una prosa reflexiva y llena de sátira, característica de los mejores escritores. Por ello, es normal que títulos tan dispares como El síndrome OVNI, en el que realizó un análisis reflexivo sobre el aspecto humano del fenómeno, Brujas, las amantes del diabloEn busca del misterio, su libro más personal, o Viracocha, su primer ensayo novelado, hayan surgido de sus manos. También supervisó y gestionó tres enciclopedias y cinco colecciones de libros (Biblioteca Básica Temas OcultosBiblioteca Básica de Espacio y Tiempo…), con más de 150 títulos en total. Todo ello constituyó una herramienta fundamental para todos aquellos que querían conocer un poco más al siempre interesante Fernando.

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Algunos de los títulos publicados por Fernando y reeditados por Planeta de Libros. Planeta de Libros

La prensa fue otro de sus puntos fuertes. En 1989 fundó la revista Más Allá de la Ciencia, cuya primera tirada llegó a la desorbitada cifra de 250000 ejemplares, una meta inimaginable para muchas publicaciones de entonces y de ahora. Tanto éxito tuvo esta publicación que a día de hoy continúa en activo, aunque ya marginalmente. Acabó dejando su dirección para comenzar un proyecto que intuía que prometía: el ya mencionado programa En busca del misterio, con el que viajaría con un avanzado equipo de cine a diversos países en busca de lo extraño. Posteriormente, desde 1992 a 1996 dirigió la revista Espacio y Tiempo, que reunió gran diversidad de temas y a un número importante de investigadores y escritores. Finalmente, en 1996 creó la revista Enigmas del hombre y del universo, posiblemente su proyecto más ambicioso y que continúa congregando exitosamente a un gran número de lectores. En ella integró a un grupo de jóvenes entusiasmados y con mucho futuro por delante en el mundo del periodismo del misterio y de la investigación. Esta revista fue el centro de reunión donde se congregó la siguiente generación de investigadores, la mayoría de ellos orgullosos pupilos y aprendices que fueron arropados por Fernando. Caben destacar nombres como Lorenzo Fernández Bueno, actual director de Enigmas y de Año/Cero, Francisco Contreras Gil, reportero y escritor de diversas obras sobre la España mágica, Bruno Cardeñosa, periodista, escritor y actual presentador de La Rosa de los Vientos, Iker Jiménez, presentador de Cuarto Milenio, o Javier Sierra, escritor y ganador del Premio Planeta. En ellos quedó notoriamente marcada la huella y el buen hacer de Fernando Jiménez del Oso.

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Revistas que Fernando Jiménez del Oso fundó y dirigió. De izquierda a derecha y de arriba abajo, Más Allá de la Ciencia, Espacio y Tiempo y Enigmas del Hombre y del Universo. El Ojo Crítico y Revista Enigmas

Últimos años

Fernando no dejó nunca de pergeñar nuevos proyectos. Su mente estaba en constante funcionamiento y rara vez descansaba. Por ejemplo, haciendo gala de su pasión por el cine, preparaba un proyecto cinematográfico prometedor, pero nunca lo vería completo.

Fernando nos dejó un triste 27 de marzo de 2005, a los 63 años. Un maldito cáncer le arrebató las fuerzas que le quedaban, si bien es cierto que Fernando decidió que se le retirara la medicación, seguramente sabiendo que ya había hecho todo lo que tenía que hacer en esta vida. Falleció junto a su familia, sereno, tranquilo y auto realizado. Lo hizo en vísperas del Domingo de Resurrección. Los que lo conocieron bien y sabiendo que a Fernando le encantaba el humor ácido y los guiños, siempre han sospechado que aquella fue su última señal.

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Fernando acompañado por varios de sus discípulos y seguidores, quienes siempre vivieron buenos momentos con el maestro del misterio. Grupo de Facebook Recuerdos del Misterio

Pocos personajes consiguen perdurar para siempre en el recuerdo de miles de personas y ser tan queridos, incluyendo a personas que no han tenido la fortuna de conocerles. El doctor Jiménez del Oso fue uno de esos pocos especímenes que poseyeron esa capacidad casi sobrenatural. Su legado es inmenso. No en vano produjo más de 800 programas de televisión y documentales, publicó media docena de libros, dirigió varias enciclopedias y colecciones de libros y colaboró en más de 600 espacios radiofónicos. Es suficiente muestra para demostrar que Fernando ha dejado una muesca indeleble en la cultura popular de España y de otros países, y que ha pasado a los anales sempiternos de la historia. Su legado, además, está siendo fortalecido gracias a un nuevo proyecto dirigido por su hijo, Fernando López del Oso, quien está dirigiendo la reedición de las obras literarias y artísticas más destacadas del psiquiatra, contribuyendo de esta manera a que la memoria de Fernando Jiménez del Oso sobreviva para siempre. También TVE está recuperando todos los programas de Más Allá y de La puerta del misterio.

Obviamente, Fernando cometió errores. Pero eso no hizo de él un necio. Solamente fueron pruebas de su intensa humanidad. Por todo ello, creemos que era menester inaugurar la categoría de “Historia y Biografías” con la biografía de un personaje que fue la viva encarnación de la Periérgeia y que supo transgredir la monotonía de la vida diaria y de lo habitual para sumergirse en lo profundo, ya que según él:

«Hay poco lugar en la vida diaria para lo extraordinario. Multitud de intereses reclaman nuestra atención. Para la mayoría de las personas vivir significa trabajar, alimentarse, tener una casa y una familia, obligaciones y compromisos. Mil cosas, pequeñas y grandes, que hay que solucionar. Después, en un segundo plano, como algo distante, están los problemas de cada país, de cada sociedad, de cada cultura. Vivir es estar pendiente de lo cercano. Lo trascendente, lo singular, apenas tiene sitio en nuestra mente. Pensar por ejemplo que existen seres inteligentes en otros mundos y admitir la posibilidad de que nos visiten, es demasiado pensar. Es materia de románticos o desocupados […].»

Supo trascender las fronteras de lo políticamente correcto y de dar una oportunidad a todos aquellos temas difamados y mal vistos, dignificando así el mal llamado “mundo del misterio”. Cabalgó a lomos de la curiosidad, que le dirigió y le sirvió de linterna por los oscuros caminos de lo ignoto. Fue una persona, por ende, que jamás se quedaba en lo superficial, que siempre profundizaba cuanto podía y que engullía cualquier tema que se le ponía por medio.

«Me fascina que una célula, y es algo en lo que se está trabajando constantemente, tenga potencialmente todo, y que esas células indiferenciadas, si coges un grupo a partir de un óvulo recién fecundado, lo partes y te salen dos tíos completos, y lo partes cuatro veces y salen cuatro individuos completos. Y potencialmente todo eso está ahí. ¿Dónde está en esas células el programa, el disco duro? ¿Dónde hay una programación…? Todo eso que manejamos sigo sin entenderlo, y a pesar de lo mucho que leo sobre este tema, tampoco veo que los que se dedican a ello sepan el porqué. Saben el cómo, pero el porqué sigue siendo una tremenda incógnita. A mí todo esto me apasiona, me inquieta y despierta mi curiosidad. Que haya marcianos pues me la trae un poco al fresco…»

Podemos concluir a raíz de lo dicho por todos los que entablaron alguna relación con Fernando Jiménez del Oso que fue una persona afable y divertida, y que su imagen televisiva de persona recta y seria era sólo eso, una imagen. Era considerado una persona extremadamente accesible, atenta y detallista con los demás, de hecho dedicaba mucho tiempo y ayudaba en la medida de sus posibilidades a que los jóvenes investigadores que querían seguir sus pasos alcanzasen sus metas. Fue una fuente de conocimientos inagotable y un explorador imparable. Y, sobre todo, fue una persona que no se empequeñecía ante las críticas y ante los que hablaban mal de él, sino que hizo siempre lo que quiso y como quiso.

Deseamos que esta breve reseña sirva como sentido homenaje a Fernando Jiménez del Oso y para que todos aprendamos algo de todas las virtudes que manifestó durante su vida.

REFERENCIAS

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