Esto ocurre en la hiena moteada (Crocuta crocuta), cuyas hembras son más agresivas y dominantes que los machos.
Poseen pene y escroto falsos (pseudopene y pseudoescroto). En realidad lo que ocurre es que tienen un clítoris aumentado con forma de pene, el cual es eréctil y lo utilizan para orinar. Y los labios vaginales están plegados de forma que se asemejan al saco escrotal de los machos.
Lo malo es que les pasa factura a la hora de dar a luz; incluso en ocasiones provoca la muerte de la madre y de muchas crías.
Existen diferentes hipótesis sobre la función de estas estructuras:
Una de ellas es que evolucionó con una función selectiva, ya que a la hora de aparearse, la hembra debe retraer de forma voluntaria el canal del pseudopene para facilitar la cópula. Esto hace que la hembra sea la última en tomar la decisión, al contario de lo que ocurre en otras especies.
Función adaptativa: al aparearse con varios machos, es muy probable que los diferentes espermas se junten en el tracto reproductivo de la hembra. Como este tracto es largo y enrevesado, aumentaría la probabilidad de que sólo el esperma de mejor calidad consiga llegar a los óvulos.
Otra posible explicación es que sea simplemente un efecto colateral de la selección de otros rasgos masculinos en las hembras, como el cuerpo grande o la mayor agresividad.
En las hienas el sistema social es matriarcal: el varón con el rango más alto de la jerarquía de los machos está subordinado a la hembra de menor rango de la jerarquía de las hembras.
Los clanes funcionan mediante la filopatria femenina, es decir, cuando los machos alcanzan la madurez sexual abandonan el clan en busca de otro.
Kay Holekamp, zoóloga de la Universidad Estatal de Michigan afirmó:
«No hay ningún otro mamífero que copule, orine y de a luz por el mismo conducto»