El archiconocido roscón de Reyes no es un alimento contemporáneo. Ni mucho menos. Su origen, además, es pagano. Tenemos que retroceder hasta la época del Imperio Romano.
Los romanos celebraban unas fiestas conocidas como saturnales entre el 17 y el 23 de diciembre del calendario romano en honor al dios Saturno. Durante las mismas, personas de toda condición social tenían acceso a opíparos banquetes, diversión sin fin y también a excesos de todo tipo. También practicaban los cambios de roles, en los que los nobles pasaban a ser esclavos y viceversa.
En este contexto aparece el roscón: una torta circular en cuyo interior se escondía un haba. El afortunado que la encontrase se convertía en el “rey de la fiesta” y todos los asistentes debían obedecer sus órdenes.