La tradición belenista se ha convertido en toda una manifestación artística. Hay belenes ortodoxos y heterodoxos dignos de admirar por su nivel de detalle y complejidad, sin contar con la exquisita artesanía de algunas de sus figuras.
¿De dónde procede el belén? ¿Cuándo empezamos a aficionarnos a representar los hechos que rodean el nacimiento de Jesús en nuestras casas y templos? Lo cierto es que es una práctica antigua. Nace en la Italia del siglo XIII, siendo su promotor san Francisco de Asís, patrono de los animales y los veterinarios. Nos relata Tomás de Celano, coetáneo y hagiógrafo del santo, que a finales de 1223, san Francisco, ansioso por dar una lección de humildad y sencillez a través de la Natividad del Niño Dios, pide a un noble de la población toscana de Greccio que se encargue de tal trabajo.
El devoto de Giovanni Vellita, el noble en cuestión, accede a su solicitud y el 24 de diciembre de aquel año recrea en una gruta o establo la escena con un buey, un asno, una talla de madera acostada en un pesebre representando al niño Jesús, una pareja de jóvenes interpretando a María y José y un grupo de campesinos interpretando a los pastores, Reyes Magos y ángeles. Completamente emocionado por ver aquello hecho realidad, cuenta Celano que, con la talla del niño Jesús entre sus brazos y mientras predicaba a la multitud, con su fe hizo que la figura cobrase vida. La noticia del milagro corrió como la pólvora alimentando la devoción del pueblo, que desde entonces consideró el belén como otro medio para rendir culto a Dios. Posteriormente, franciscanos y clarisas se encargarían de “ponerlo de moda” en el resto de la cristiandad.
EL DATO
El belén más antiguo del que se tiene constancia (formado ya completamente por figuras) sería el del monasterio de Füssen, en Alemania (1252).
El belén de Alicante ha logrado en 2020 el Guinness World Record por ser el más grande del mundo, alcanzando los 56 metros de altura.
El milagro franciscano todavía se sigue evocando en las Misas del Gallo cuando los fieles abrazan y besan la figura del Niño Jesús. Así, al igual que hizo el santo italiano, intentan dar vida a la talla mediante su amor y fe.
