La mayoría estamos familiarizados o hemos oído hablar de las terapias basadas en la electricidad. Se emplean en una amplia caterva de disciplinas médicas: neurología, psiquiatría, medicina física, rehabilitación… Lógicamente, las consideramos un avance del mundo moderno, pues de no haberse descubierto la electricidad no podrían existir. Es verdad que la electricidad es algo que el ser humano ha aplicado de forma intensiva recientemente, pero no así la naturaleza, que lleva milenios haciéndolo y exhibiendo sus propiedades.
Los antiguos griegos, entre ellos Platón, Aristóteles o Plutarco, ya “conocían” la electricidad, al menos la que emanaba del cuerpo de algunos peces, tan potente en ocasiones que el desgraciado que sufriese el chispazo quedaba como atontado, narcotizado. Por ello, pusieron el nombre de “narke” (la raíz del término narcosis) a algunas especies como las rayas torpedo o el pez gato eléctrico del Nilo (Malopterurus electricus).
Sin embargo, hasta donde sabemos, no sería hasta el año 46 d.C. que el médico Escribonio Largo recomendaría aplicar el poder de estos peces para tratar determinados trastornos y dolores. Es el primer registro sobre electroterapia de la historia. En concreto, Escribonio resaltó los beneficios de la electricidad de las rayas torpedo (y el adormecimiento que genera) para paliar cefaleas y gota. Estas recomendaciones tuvieron cierta aceptación por otros médicos y sanadores, como Dioscórides, quien añadió otra aplicación más: las descargas de estos peces podían ser útiles también para tratar el prolapso anal. Empero, algunos restaron importancia a estos hallazgos. Galeno, por ejemplo, aseguraba que probó estos tratamientos para tratar dolores de cabeza y el prolapso anal sin obtener resultados. Sea como fuere, la “electroictioterapia” continuó usándose durante muchos siglos después en Europa y África.
EL DATO
Escribonio Largo nos dejó la primera fuente escrita sobre electroterapia, pero se sospecha que estos remedios ya eran conocidos por varias tribus del norte de África desde, al menos, las primeras invasiones griegas. Un conocimiento que todavía exhiben muchas etnias que emplean al Malopterurus electricus en sus terapias.
Para saber más
Kellaway, P. (1946). The part played by electric fish in the early history of bioelectricity and electrotherapy. Bull. Hist. Med. 40(2), 112-137.