La creencia más generalizada asegura que lo hacen para purgarse, por malestar estomacal, pero lo cierto es que las pruebas no son concluyentes. De hecho, no todos los perros vomitan tras comer hierba.
Sin embargo, existen otras muchas hipótesis:
Es un comportamiento heredado de sus ancestros los lobos: puede que la materia vegetal que han comido sus presas herbívoras juegue un papel nutritivo fundamental (por ejemplo el aporte de fibra).
Un estudio de la Universidad de California concluyó que se trataba de un comportamiento natural y que generalmente no está asociado a ninguna enfermedad o malestar, aunque sí vieron que el vómito era más frecuente en los perros que mostraron síntomas de enfermedad antes de comer hierba. En este estudio tampoco se encontró ninguna evidencia de que coman hierba para cubrir una deficiencia nutricional. Se concluyó que podría ser un comportamiento que refleja una predisposición innata heredada de los cánidos silvestres. En la naturaleza, otros animales como los chimpancés comen unas hojas específicas que favorecen la motilidad intestinal y arrastran a los posibles gusanos parásitos. También observaron que los perros jóvenes comían hierba con más frecuencia que los más mayores, quizás para desparasitarse, ya que posiblemente los más jóvenes poseen una inmunidad más reducida contra los parásitos intestinales.
En otro estudio vieron que los perros estudiados ingerían más hierba antes de comer su comida, y a medida que el día iba pasando comían menos hierba, quizás porque puede que la vean como una fuente de alimento.
Otros autores argumentan que lo hagan porque les gusta su sabor, o incluso puede que el efecto relajante del olfateo, la selección de brotes y la masticación.