En muchos países se cuelgan calcetines en las chimeneas o cerca de las mismas para que Santa Claus los colme de regalos. Pues bien, esta tradición tendría su origen en la generosidad del auténtico Papá Noel.
San Nicolás de Myra o de Bari fue un obispo originario de Turquía. Nació en Patara en el siglo III d.C. en el seno de una familia acomodada, y Patara fue también el lugar donde ocurrió el conocido como prodigio de las tres hermanas.
Un día llegó a sus oídos que un padre de familia había perdido toda su fortuna. Incapaz de pagar la dote matrimonial de la mayor de sus tres hijas, esta se veía obligada a prostituirse o a ser vendida como esclava. San Nicolás, famoso por su altruismo, decidió ayudar a la joven confidencialmente para no humillarla, de manera que, según la versión que consultemos, una noche lanzó a través de una ventana o bien por la chimenea una bolsa con monedas de oro, con tanta puntería que logró encestarla en un calcetín tendido en la chimenea. Este prodigio se repitió dos veces más cuando llegó el momento del emparejamiento para las otras dos hermanas. Y esta es la historia en que se basa la tradición de colgar calcetines en las chimeneas para propiciar la llegada de los regalos por Navidad.