El cortejo se define como pautas de comportamiento específico que inducen la receptividad sexual, es decir, facilita el reconocimiento entre especies y además sirve como mecanismo para evitar apareamientos entre especies distintas. Puede realizarse mediante estimulaciones visuales, táctiles y/o químicas.
Un mecanismo curioso es el de algunas especies de mariposas, denominado “puddling”, que consiste en la succión de fango, líquidos de fruta en descomposición e incluso heces. Pero este comportamiento lo realizan fundamentalmente los machos, y lo hacen porque obtienen minerales, sobre todo sodio (Na), sustancia que no abunda en su dieta. Esto es lo que ocurre cuando vemos muchas mariposas posadas en la tierra.
¿Qué tiene que ver esto con el cortejo? Cuando los machos se aparean con las hembras, les transfieren ese sodio al incorporarlo a sus espermatóforos (cápsulas que contienen espermatozoides). Y a su vez, las hembras transfieren ese sodio al vitelo de los huevos, de forma que las orugas que nazcan de esos huevos tendrán cantidades superiores de sodio.
Se ha comprobado también que los huevos que ponen las hembras que se aparean con machos que no realizan este comportamiento poseen una menor cantidad de sodio. Lo más sorprendente aun es que las hembras son capaces de discriminar entre los machos que tengan más o menos sodio en sus espermatóforos, por lo que los machos aumentarían su éxito reproductivo con esta estrategia.