Se trata de la avispa de mar o medusa de caja, Chironex fleckeri, una especie de medusa de la clase Cubozoos:
Habita aguas oceánicas turbias y poco profundas de Australia y el Sudeste Asiático (aunque durante la época de reproducción y la fase de pólipo pueden encontrarse en los ríos).
La umbrela (“cuerpo”) tiene forma de cubo y es translúcida (Φ15-24cm). De cada una de las 4 pedalias (“esquinas”) pueden salir hasta 15 tentáculos, pudiendo llegar a crecer hasta 3m de largo.
Cada tentáculo posee millones de cnidocitos, las células urticantes que inyectan el letal veneno.
Poseen fotorreceptores, es decir células que son capaces de detectar variaciones de luz.
Se alimentan de pequeños peces, gambas, camarones… Debido a su letalidad, el único depredador conocido es la tortuga verde (Chelonia mydas), inmune a su veneno al ser poseedora de una gruesa piel.
Estas medusas han llegado a matar a 60 personas en el último siglo, mayoritariamente niños y jóvenes.
Los síntomas de una picadura son: dolor extremo, falta de aliento y ronchas moradas. Dependiendo de la cantidad de veneno inyectado los síntomas pueden desaparecer semanas después o pueden llevar a una embolia cardíaca.
Se estima que todo el veneno de una sola medusa podría matar alrededor de 50 personas.
Se ha conseguido desarrollar un antídoto frente a su veneno que puede salvar vidas si se administra rápidamente.