Cualquiera que no los conozca puede llevarse un buen susto al verlos. Parecen imponentes y enormes mosquitos, pero en realidad son dípteros de la familia de los tipúlidos (Tipulidae), también conocidos como zancudos gigantes.
Los mosquitos verdaderos también son dípteros pero pertenecen a los culícidos (fam. Culicidae).
Son insectos delgados, de apariencia delicada y con patas finas y largas, las cuales pueden perder cuando son atacados por depredadores (pájaros, murciélagos, otros insectos…) para escapar de ellos.
Sin tener en cuenta las patas, pueden medir desde 2 mm hasta 10 cm en el caso de algunas especies tropicales.
Colonizan hábitats acuáticos: desde lagunas hipersalinas y salinas hasta de agua dulce.
No pican como los mosquitos y por tanto no suponen amenaza alguna para personas o animales. Son detritívoros y/o herbívoros.
Además, las hembras no son hematófagas, por lo cual no son vectores de enfermedades.
En el vuelo no son muy hábiles, al contrario que la mayoría de los dípteros, por lo que no es difícil atraparlos.