¿Quién no se ha imaginado alguna vez disfrutando del «superpoder» de los murciélagos? Estos animales (al igual que los delfines, diversas especies de ballenas y algunas aves) emiten sonidos en forma de chasquidos o clics que rebotan en las superficies y cuerpos del entorno. El eco devuelto es captado por órganos especializados y procesado por el cerebro. De esta manera, el animal puede obtener información sobre la distancia a la que se encuentran los distintos obstáculos o presas, su forma, tamaño e identidad para desenvolverse eficazmente en su entorno. Es lo que se conoce como ecolocación, un prodigio de la naturaleza en el que, precisamente, se fundamentan nuestros sónares. Pues bien, ¿y si te dijera que los humanos también podemos disfrutar de esta habilidad, y de una forma más avanzada que Batman, quien no deja de valerse de tecnología para encontrar a los malos en las oscuras noches de Gotham?
Es una habilidad que se manifiesta de forma más avanzada en personas ciegas. Algunos de los casos más conocidos son los de los estadounidenses Daniel Kish (1966) y Ben Underwood (1992-2009). Daniel perdió ambos ojos con tan solo 13 meses de edad a causa de un retinoblastoma bilateral, un cáncer de retina. No obstante, ese obstáculo no le ha impedido percibir el mundo con un alto grado de detalle por medio del sonido. Daniel emite chasquidos con su lengua y su cerebro extrae la información necesaria del eco para fabricar una representación extremadamente fiel del escenario que le rodea, distinguiendo el número, tamaño, forma e identidad de los obstáculos que puedan aparecer a su paso. De esta forma, Daniel puede montar en bici o dar un paseo por un bosque o la montaña con absoluta despreocupación y disfrutando como el que más. Su dominio de la ecolocación es tal que fue la primera persona invidente en conseguir el certificado de guía de otros ciegos. Por su parte, Ben perdió ambos ojos a los 3 años, también por un retinoblastoma, y al igual que Daniel, aprendió de forma autodidacta a «ver» utilizando el sonido. Era capaz de distinguir edificios a varios metros de distancia, de saber si la puerta de un garaje o la ventanilla de un coche están abiertas o cerradas, montar en bicicleta o en patines, jugar a videojuegos. En suma, disponía de otra forma de percibir la realidad y sin ningún tipo de restricción.
Se podría mencionar también a Brian Bushway. Según relata el periodista y escritor James Nestor en su libro Deep, Brian consiguió guiarle por un restaurante atestado de gente hacia una mesa vacía o encontrar un sitio libre en un aparcamiento casi completo. Invidente desde los 14 años, Brian ha sido uno de los pocos que consiguió el certificado de guía después de Daniel Kish.
La ciencia lleva estudiando este fenómeno desde mediados del siglo XX, y poco a poco ha ido desentrañando los misterios subyacentes tras estas capacidades extraordinarias. Por ejemplo, Juan Antonio Martínez Rojas, profesor titular de la Universidad de Alcalá que cuenta con una larga trayectoria en la investigación de la ecolocación humana, identificó el clic palatal, el chasquido generado poniendo la lengua en el paladar justo detrás de los dientes y moviéndola hacia delante y hacia atrás rápidamente, como el tipo de sonido más efectivo en la ecolocalización humana por encima de cualquier otro producido con la boca o las extremidades. Además, asegura que cualquiera, invidente o no, puede aprender a ecolocalizar con el suficiente entrenamiento. Eso sí, como el sistema auditivo de cada persona es personal e intransferible y está adaptado a los sonidos característicos que cada uno emite, cada individuo tiene que adaptarse a sus propios sonidos. Por si esto solo no fuera increíble, una de sus líneas de investigación está enfocada en los límites biológicos de la ecolocación humana. El investigador sugiere que este sentido, si se desarrolla lo suficiente, permitiría construir una imagen mental en alta resolución del entorno, hasta el punto de que alguien muy experimentado podría detectar la actividad y la presencia de algunos órganos en otra persona o los objetos en el interior de un bolso. Sin embargo, para los videntes es más difícil acceder a tan elevado grado sensorial. Se ha demostrado en varias ocasiones que la ecolocalización de los ciegos es superior, posiblemente debido a una capacidad auditiva más desarrollada o a que suelen utilizar esta herramienta a diario y, en consecuencia, tienen más práctica…
También disponemos de información sobre lo que sucede a nivel cerebral. Aunque parezca que las regiones cerebrales involucradas en la visión estén inactivas en las personas invidentes, lo cierto es que intervienen durante la ecolocación. Se sabe que el surco calcarino, algunas partes del cerebelo y otras regiones del cerebro que procesan la información obtenida con la vista son reclutadas para procesar los datos incluidos en los ecos. La posibilidad de que estas regiones funcionen de manera diferente en una persona ciega por su condición (a causa de una reorganización adaptativa de las áreas cerebrales) no explicaría por qué ocurre su activación diferencial en presencia y ausencia de eco, sugiriendo una intervención directa y precisa durante la ecolocación. Curiosamente, en las personas videntes que entrenan la ecolocación, son las regiones auditivas las que son estimuladas. Las funciones del surco calcarino y las regiones cerebelares en estas circunstancias no han sido completamente dilucidadas. Una interpretación les atribuye un papel asistencial realizando cálculos espaciales a partir de la información sonora procesada en las regiones encargadas de la gestión del sonido.
Las aplicaciones de esta capacidad son muy prometedoras. Imagina, por ejemplo, a un experimentado bombero ecolocalizador encontrando supervivientes entre los escombros y el polvo de un edificio derruido utilizando meramente sus chasquidos linguales; a un facultativo realizando un diagnóstico escuchando por sus propios medios el funcionamiento de un órgano; a una persona que se ha perdido en medio del monte un día de niebla y es capaz de guiarse escuchando el eco reflejado en la superficie de los árboles y los matorrales del entorno. Como podemos comprobar, personajes ficticios como Batman o Daredevil no son tan excepcionales después de todo.
REFERENCIAS
Kish, D. (2015, marzo). Cómo uso la ecolocalización para navegar por el mundo [Vídeo]. Conferencias TED. https://www.ted.com/talks/daniel_kish_how_i_use_sonar_to_navigate_the_world?language=es
Moorhead, J. (2007). Seeing with sound. The Guardian [online] 27 de enero, disponible en: https://www.theguardian.com/lifeandstyle/2007/jan/27/familyandrelationships.family2
Nestor, J. (2014). Deep: Freediving, Renegade Science, and What the Ocean Tells Us About Ourselves. Houghton Mifflin Harcourt.
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Rojas, J.A.M., Hermosilla, J.A., Montero, R.S., Espí, P.L.L. (2009). Physical analysis of several organic signals for human echolocation: Oral vacuum pulses. Acta Acust. united Acust. 95, 325-330. https://doi.org/10.3813/AAA.918155
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